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martes, 26 de octubre de 2010

El niño

Queridos lectores,

“El niño” es un cuento que ayuda a reflexionar sobre el arte de enseñar, de cómo se ha de hacer. La autora es Helen E. Buckley.


"Una vez un niño fue a la escuela. Él era bien pequeño. Y la escuela era bien grande. Pero cuando el niño vio que podía ir a su clase caminando directamente desde la puerta de afuera, él se sintió feliz, y la escuela no le parecía tan grande así.
Una mañana, cuando hacía poco que él estaba en la escuela, la maestra dijo: 
  • Hoy vamos a hacer un dibujo
  • Bien –pensó él.
A él le gustaba dibujar. El podía hacer todas las cosas: leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y barcos..., y tomó su caja de lápices y comenzó a dibujar. Pero la maestra dijo: 
  • ¡Esperen! ¡No es hora de comenzar!
Y él espero hasta que todos estuviesen prontos.
  • ¡Ahora! –dijo la maestra- Vamos a dibujar flores
  •  ¡Bueno! –pensó el niño.

A él le gustaba dibujar flores con lápiz rosa, naranja, azul. Pero la maestra dijo:
  • ¡Esperen! Yo les mostraré cómo se hacen. ¡Así! –dijo la maestra, y era una flor roja con tallo verde
  • ¡Ahora sí! – dijo la maestra - Ahora pueden comenzar.
El niño miró la flor de la maestra y luego miró la suya. A él le gustaba más su flor que la de la maestra. Pero él no reveló eso. Simplemente guardó su papel e hizo una flor como la de la maestra. Era roja, con el tallo verde.
Otro día, cuando el niño abrió la puerta de afuera, la maestra dijo:
  • Hoy vamos a trabajar con plastilina.
  • ¡Bien! –pensó el niño.
El podía hacer todo tipo de cosas con plastilina: víboras y muñecos de nieve, elefantes y rabitos; autos y camiones... Y comenzó a apretar y amasar la bola de plastilina, pero la maestra dijo:
  • ¡Esperen! No es hora de comenzar. Y él esperó hasta que todos estuviesen prontos. 
  • ¡Ahora! –dijo la maestra- nosotros vamos a hacer una víbora.
  • Bien, pensó el niño. A él le gustaba hacer víboras.
Y comenzó a hacer unas de diferentes tamaños y formas. Pero la maestra dijo:
  • ¡Esperen! Yo les mostraré cómo hacer una víbora larga.
  • ¡Así! –dijo la maestra - Ahora pueden comenzar.
El niño miró la viborita de la maestra. Entonces, miró las suyas. A él le gustaban más las suyas que las de la maestra. Pero no reveló eso. Simplemente amasó la plastilina, en una gran bola e hizo una viborita como la de la maestra. Que era una viborita larga.
Así luego el niño aprendió a esperar y a observar; y a hacer cosas como la maestra, y luego él no hacía las cosas por sí mismo.
Entonces sucedió que el niño y su familia se mudaron para otra casa, en otra ciudad y el niño tuvo que ir a otra escuela.
Esa escuela era mucho mayor que la primera, entonces había puertas afuera. Para llegar a su salón, él tenía que subir algunos escalones y seguir por un corredor largo para finalmente llegar a su clase.
Y justamente en el primer día, que él estaba allí, la maestra dijo: 
  • Hoy vamos a hacer un dibujo. 
  • Bien –pensó el niño. Y esperó a la maestra para que le dijera cómo hacer.
 Pero ella no dijo nada, apenas andaba por el salón. Cuando se acercó al niño, ella dijo: 
  • ¿Tú no quieres dibujar?
  • Sí –dijo el niño-. Pero ¿qué vamos a hacer?
  • Yo no sé, hasta que tú lo hagas –dijo la maestra.
  • ¿Cómo lo haré? –preguntó el niño.
  • ¿Por qué?- dijo la maestra- De la manera que tú quieras.
  • ¿Y de cualquier color? –preguntó él.
  • De cualquier color –dijo la maestra-. Si todos hiciesen el mismo dibujo y usasen los mismos colores, ¿cómo yo podría saber quién hizo qué, ¿y cual sería de quién?.
  • Yo no sé- dijo el niño. Y comenzó a hacer una flor roja, con el tallo verde."

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