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martes, 2 de noviembre de 2010

El arte de las musas

Queridos lectores,

Al hilo de la anterior publicación, me paro a pensar qué es la música; a la mente me vienen canciones. Creo una asociación música = canción. Porque en el fondo, tal vez, para todos es eso, canciones. No nos paramos a pensar que hay por detrás notas, mezcla de sonidos (osaré a decir; un remix de melodías). Hay que hacer excepciones de aquellas personas que están familiarizados con ella y la ven como algo distinto, algo que sienten por dentro cuando son ellos los que la hacen florecer.


Pero, ¿qué es en sí la música? ¿cómo afecta a nuestros sentidos? Y, más concretamente, ¿de qué modo puede afectar a un niño: en su desarrollo cognitivo, social y educativo?

La música según una definición seca y formal: el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos (wikipedia). Y según un músico, que la siente y la vive: la música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión, que la música sea el alimento del amor (Kurt D. Cobain – Nirvana).

Cuando escuchamos música, en general, ya sean canciones, melodías… Nos afecta de un modo significativo, ya sea haciéndonos reír, elevándonos el ánimo o llorando incluso, entre otras emociones. Nos sentimos, de algún modo, identificados con ella. De este modo la música afecta al campo perceptivo. Hay investigaciones que apuntan que la música ejerce sobre los organismos, en particular sobre el sistema nervioso, una influencia notable, hasta el punto de ser utilizada para favorecer la curación de determinadas dolencias y, además, que la música influye en el ritmo respiratorio, la presión arterial, las contracciones estomacales y los niveles hormonales. Explican que los ritmos cardíacos se aceleran o se vuelven más lentos de forma tal que se sincronizan con los ritmos musicales e igualmente se sabe que la música puede alterar los ritmos eléctricos de nuestro cerebro.

Con respecto a la estimulación de nuestro cerebro, el periódico americano New York Times, publicó acerca de la teoría del “Efecto Mozart”: "Investigadores han determinado que oír a Mozart te hace más inteligente". Pues bien, la expresión "Efecto Mozart" se refiere a los efectos que puede producir a personas escuchar las melodías de W. A. Mozart. La década de 1990 marcó el surgimiento en Estados Unidos de muchas investigaciones y libros de divulgación basados en el famoso "Efecto Mozart": una pequeña y temporal elevación de los puntajes de ciertos tests como consecuencia de escuchar música de Mozart.

Existe una serie de productos que se aprovechan de este presunto efecto, entre ellos el "baby Mozart". Independientemente de la validez que se dé al estudio sobre el efecto Mozart, la música sinfónica e instrumental se utiliza en salas de hospitales, ante intervenciones quirúrgicas, en fábricas, en bibliotecas, y en otros ambientes, buscando según los casos, la relajación, la concentración, la memorización, la creatividad, el análisis. Todo esto que la música hace se debe a las pulsaciones por minuto que tiene en especial la música de Mozart, ya que cambian el estado del cerebro y lo hacen más receptivo.



Se sabe que ya en la placenta el niño puede recibir sonidos, pues la capacidad auditiva la tiene en desarrollo, que es bueno cantar al niño para ir creando lazos. El niño puede ir recibiendo el timbre y la entonación de la voz ya desde su estancia en la placenta.

Se podría hablar también de qué tipo y cómo afecta la música en los adolescentes. Basandome en ello, he “navegado” por la red en busca de información al respecto y he encontrado esta monografía, para mi parecer, bastante completa: Impacto de la música sobre los adolescentes.

1 comentario:

  1. Ya se sabe lo que dice el refranero popular la música amansa a las fieras jajaja, un saludo

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